“YO HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS” (Ap. 21,5)
¿Qué ocurriría si el rey más importante y poderoso de la tierra, se quisiera casar con una simple hormiga? Cualquiera que escuchase esta historia, pensaría que es una soberana locura, pues no hay proporción. Pero sabemos que para Dios nada hay imposible, y por eso Él, que es mucho más que cualquier rey de este mundo, ha querido desposarse conmigo contando con que mi debilidad es su mayor riqueza, y mi pequeñez su gran tesoro.
Cuando poco a poco una va introduciéndose en ese gran misterio del amor inconmensurable y misericordioso de Dios, comienza a verse tan pequeña y tan inmerecida de todo que solo puede agradecer una y otra vez, y paralelamente reconocer la indignidad que tiene, pues se sabe y se siente amada con y en sus muchos pecados, y así, presentándole a Dios las manos vacías, sin tener nada que ofrecerle, sabiendo que no merece nada… escucha a Dios que la dice: “A mi me bastas así, con tu pobreza y tu miseria, y Yo así te quiero y deseo hacerte mía, para que vivas conmigo una unión de esposa”. Es descubrir que Dios quiere ser el amado de tu corazón, el Esposo de tu vida, y que aunque externamente nada cambie, El pasado 3 de Mayo de 2014, esto se hacía realidad en mi, cuando haciendo voto de sin propio, obediencia, castidad y clausura, Dios me consagraba mediante la profesión temporal, para que Él lo sea todo para mi y yo sea sólo para Él, poniendo en mi el velo negro como signo de esa consagración, como decía el ritual “una señal puso Cristo en mi frente para que fuera de Él no admita ningún otro amante”.
Puedo decir con certeza, que al Señor no le faltó tener detalles de ternura conmigo, empezando por el hecho de concederme realizar mi profesión justo el mismo día en que mis padres celebraban su 39 aniversario de boda y sintiéndome acompañada por mi familia, mi comunidad y por tantos amigos muy cercanos, que no dudaron en compartir conmigo este día y a los que estoy muy agradecida.
Ahora el Señor quiere hacer fecunda nuestra unión, engendrando con mi oración muchos hijos para el cielo; para que el mundo entero y cada alma en particular conozca ese precioso regalo del Amor de Dios y le siga sin medida por la senda de la felicidad.
Sor Ana Mª Clara del Corazón de Jesús (Hermana Pobre de Sta. Clara)